Después de las primeras 24 horas del apagón nacional, las fluctuaciones y la inestabilidad del voltaje continúan en al menos seis estados del país, según informes de los residentes afectados. La población denuncia la falta de información oficial sobre las causas, el alcance real y los tiempos estimados para la restauración del servicio eléctrico.
En Caracas, más de 24 horas después del apagón que afectó a millones de personas en 20 estados de Venezuela el 30 de agosto, la situación sigue siendo crítica en al menos seis regiones este sábado 31 de agosto.
A pesar del anuncio del Gobierno sobre la restauración del servicio, las fallas eléctricas persisten, según reportes de ciudadanos en Lara, Bolívar, Miranda, La Guaira, Trujillo y Carabobo, así como en algunas áreas del Distrito Capital.
La falta de información oficial oportuna sobre la falla masiva ha generado incertidumbre y desesperación entre los ciudadanos, afectándolos psicológica y emocionalmente.
Las redes sociales están llenas de testimonios que reflejan la angustia de quienes enfrentan la inestabilidad del servicio eléctrico, sin una respuesta clara sobre su normalización por parte del gobierno de Maduro, que lleva más de 11 años en el poder.
Peligrosa inestabilidad Crónica Uno recopiló informes de ciudadanos de diferentes regiones, revelando un panorama crítico no solo por la inestabilidad eléctrica, sino también por las consecuencias asociadas, como la falta de agua, dificultades para acceder a gasolina, problemas con los pagos electrónicos y servicios de telecomunicaciones intermitentes.
El apagón, que comenzó a las 4:50 a. m. del viernes 30 de agosto, dejó al menos al 80 % del país sin electricidad durante un promedio de 14 horas continuas.
En Barquisimeto, capital del estado Lara, los ciudadanos informaron que el servicio eléctrico es intermitente, manteniendo aparte de la población en vilo.
“La luz va y viene, no podemos confiar en que permanecerá estable”, aseguró un residente del centro de la ciudad.
Esta situación se repite en El Tocuyo, también en el estado Lara. En esa localidad, además de la falta de electricidad, las redes de internet y telefonía son inestables, a pesar de que la electricidad se normalizó a las 5:30 p. m. En algunos sectores, como la urbanización Las Trinitarias, los vecinos denunciaron la explosión de algunos transformadores eléctricos al restablecerse el suministro.
Ciudad Guayana, en el estado Bolívar, enfrenta no solo la intermitencia del servicio eléctrico, sino también peligrosos picos de alta tensión que ponen en riesgo los electrodomésticos de los residentes. “Cuando llega la luz, lo hace con tanta fuerza que tememos por nuestros aparatos”, explicó un habitante.
Noche de bajones En el estado Miranda, uno de los más poblados del país, los bajones se intensificaron por la noche. En Charallave, la luz se fue varias veces desde las 8:24 p. m., después de un breve período de estabilidad. Guatire también ha experimentado al menos tres bajones significativos desde el megaapagón inicial.
Los Teques, la capital del estado, estuvo 11 horas sin electricidad, y aunque el servicio se restableció, los ciudadanos reportan inestabilidad constante con fuertes fluctuaciones.
La situación en el estado Carabobo es igualmente preocupante para sus miles de habitantes. En sectores de Guacara, los residentes estuvieron casi 20 horas sin electricidad. “La luz se iba a cada rato. Las baterías de nuestros teléfonos casi se agotaron y, aunque volvió la luz, no hay agua y la señal telefónica es inestable”, narró un habitante desesperado.
Ni Caracas se salva La capital del país también enfrenta la crisis. Aunque en Caracas el servicio comenzó a restablecerse cinco horas después del apagón en algunas áreas, en otras partes del país han pasado más de 24 horas sin electricidad o con un suministro inestable, lo que hace que los ciudadanos piensen que la situación está lejos de normalizarse.
En algunas zonas de Petare, al este de Caracas, la situación es similar. “No tenemos nada todavía, ni luz ni agua. Es como si viviéramos en la Edad Media”, lamentó un residente. En San Bernardino, al noroeste de la ciudad, el panorama es igual: luz intermitente, falta de agua y redes de varias operadoras telefónicas caídas.
En el oeste de Caracas, específicamente en El Cementerio, los vecinos reportan no solo la falta de electricidad, sino también la caída de las redes de datos móviles. “Movilnet no funciona y Movistar está muy inestable. Estamos prácticamente incomunicados”, señaló un vecino.
Catia, en el extremo oeste de la capital, ha visto el restablecimiento del servicio eléctrico, pero el internet sigue presentando fallas. Esta situación dificulta la comunicación y el acceso a la información.
El municipio Chacao, en el este de Caracas, considerado uno de los más prósperos de la capital, tampoco ha escapado al caos. Un vecino relató: “La luz ha ido y venido al menos cinco veces. En este momento estamos a oscuras nuevamente”.
Entre apagones Este apagón masivo ha revivido los recuerdos del megaapagón de marzo de 2019, que dejó a Venezuela sin electricidad durante casi una semana. Aquella crisis paralizó al país, causó decenas de muertes en hospitales sin energía y generó pérdidas millonarias en todos los sectores de la economía.
La situación actual pone de manifiesto, una vez más, la fragilidad del sistema eléctrico venezolano y la falta de inversión en infraestructura y mantenimiento. Expertos en energía han señalado repetidamente que la red eléctrica del país está al borde del colapso debido a años de negligencia y falta de personal calificado.
El gobierno de Nicolás Maduro, como en ocasiones anteriores, ha culpado a “ataques electromagnéticos” y “sabotajes” por parte de la oposición y gobiernos extranjeros. Sin embargo, estas afirmaciones han sido ampliamente desacreditadas por expertos internacionales que señalan la falta de mantenimiento y la corrupción como las verdaderas causas de la crisis energética.
La oposición, por su parte, ha denunciado que el apagón es una muestra más de la incompetencia del Gobierno. En consecuencia, ha exigido una investigación independiente sobre las causas del fallo masivo del sistema eléctrico.
La población venezolana enfrenta las consecuencias directas de la crisis actual. La falta de electricidad no solo afecta la vida diaria, sino que también pone en peligro la conservación de alimentos, el funcionamiento de hospitales y la seguridad pública.
Los ciudadanos, agotados tanto física como emocionalmente, expresan su frustración.
“Estuvimos 19 horas sin luz, estoy mentalmente agotado y emocionalmente inestable”, confiesa un residente de Caracas.
Este sentimiento de desesperación es compartido por millones de venezolanos. La mayoría observa cómo su calidad de vida se deteriora sin más remedio que la militarización de las ciudades y acusaciones sin pruebas contra los opositores.
Mientras el país espera una solución, los venezolanos se preparan para otro día de incertidumbre. Las velas y linternas se han convertido en artículos esenciales en los hogares, y las familias se reúnen alrededor de radios de pilas o en lugares con mejor cobertura telefónica para intentar mantenerse informadas.
FcincoNoticias.com/CronicaUno