Un adolescente de 17 años fue detenido como principal sospechoso del ataque que sembró el terror en el centro de la ciudad.
La alegría de las celebraciones de Halloween en Orlando se vio truncada por una tragedia. Alrededor de la 1 de la madrugada del viernes, un tiroteo masivo en el centro de la ciudad dejó un saldo de dos personas fallecidas y seis heridas.
Miles de personas disfrutaban de la festividad cuando se escucharon los primeros disparos. El pánico se apoderó de la multitud mientras los asistentes buscaban refugio. Testigos presenciales describieron escenas caóticas y el sonido de múltiples detonaciones.
La rápida respuesta de la policía permitió detener a un joven de 17 años como principal sospechoso del ataque. Según las autoridades, tras el primer tiroteo, el sospechoso volvió a abrir fuego cerca de los oficiales, lo que facilitó su captura. En el lugar del arresto se recuperó un arma de fuego.
«Cualquiera que fuera su idea, iba a disparar pase lo que pase», declaró el jefe de la policía de Orlando, Eric Smith, quien señaló que se están investigando los motivos del ataque.
Los seis heridos, cuyas edades oscilan entre los 19 y los 39 años, fueron trasladados a un hospital cercano y se encuentran en condición estable.
Este trágico suceso ha conmocionado a la comunidad de Orlando y ha reavivado el debate sobre la violencia armada en Estados Unidos. Las autoridades locales han iniciado una investigación exhaustiva para determinar las causas del tiroteo y llevar ante la justicia al responsable.