La elección de José Raúl Mulino, como presidente de Panamá, ha confirmado que “la población panameña quiere un cambio radical”, advierte el politólogo panameño Harry Brown. Si bien su candidatura fue “endosada” por el expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014), asilado en la embajada de Nicaragua en Panamá desde el 7 de febrero, los resultados electorales muestran que los partidos históricos han quedado “rezagados”, subraya el politólogo.
Brown es investigador del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (CIEPS) y valora que “no hay ninguna duda” de que los votos que obtuvo Mulino fueron heredados por el liderazgo de Martinelli, quien ha sido condenado a once años de cárcel por blanqueo de capitales. Sin embargo, enfatiza que el presidente electo no ha expresado una posición clara sobre la situación del exmandatario y asegura que su relación con el régimen de Daniel Ortega, en Nicaragua, “va a depender de la solución que se encuentre con el caso Martinelli”.
En su discurso a sus simpatizantes, cuando fue proclamado ganador, Mulino “habló de que la misión estaba cumplida” y “últimamente ha dicho algo así como que él tomará las decisiones”, comenta el politólogo. “Eso en Panamá no había pasado antes, es una situación nueva para nuestro país, tener ese doble liderazgo, por un lado informal y por otro lado, formal (de Martinelli y Mulino, respectivamente)”, apuntó en esta entrevista que brindó al programa Esta Noche y CONFIDENCIAL.
En las elecciones del 5 de mayo ganó la presidencia José Raúl Mulino, el candidato del expresidente Ricardo Martinelli, condenado por corrupción, y en la Asamblea Nacional ganó una nueva fuerza política de diputados independientes y anticorrupción. ¿Cuál es el mensaje de este resultado?
En las encuestas que realizamos en el CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales), la última la hicimos en mayo-abril del año pasado, ya habíamos detectado que el 68.5% de la población panameña quiere un cambio radical en Panamá. En alguna medida eso se ha visto proyectado en los resultados electorales. Ya hubo un aviso en las elecciones de 2019, cuando un candidato endosado por el expresidente (Ricardo) Martinelli y un candidato que representaba la sensibilidad de independiente, eran candidatos competitivos. Eso fue lo que pasó en esta elección de 2024, cinco años después, nuevamente un candidato endosado por el expresidente Martinelli ha ganado la elección.
¿Dónde está el cambio? Que los partidos históricos importantes del sistema, el PRD (Partido Revolucionario Democrático) y el Partido Panameñista han quedado muy rezagados en el resultado electoral. Uno podría, quizás apresurándose un poco, decir que el sistema de partidos panameño, como lo conocemos en los últimos 35 años, finalmente se ha derrumbado.
En la Asamblea Nacional ha habido la sorpresa más grande. La bancada mayoritaria en el año 2019 la consiguió el PRD, con 35 votos más cinco votos que le sumó el Partido Molirena (Movimiento Liberal Republicano Nacionalista), y había una pequeña bancada de cinco diputados de libre postulación. Esta vez, los candidatos de libre postulación han obtenido 20 escaños a los que se les pueden sumar cuatro escaños del Movimiento Otro Camino, que también pertenece a la sensibilidad de independiente. El PRD ha obtenido 13, Cambio Democrático 11, pero claramente la fuerza mayoritaria son los candidatos de libre postulación o independientes.
José Raúl Mulino: El delfín de Martinelli
Mulino es un político de larga trayectoria… pero en la contienda era inicialmente el candidato a la vicepresidencia del expresidente Martinelli. Al quedar fuera el exmandatario, Mulino surge como un delfín. ¿Ganó por el respaldo que le da Martinelli a él o por su trayectoria y discurso político?
El presidente electo, José Raúl Mulino, es muy conocido en Panamá. Tiene un perfil público. Pero antes de eso, y esto es importante, fue miembro de la Cruzada Civilista, que fue esta agrupación civil que se enfrentó al régimen autoritario militar. Ahí fue la primera vez que supimos de José Raúl Mulino.
La primera opción del expresidente Martinelli, cuando él iba a ser candidato, fue elegir a su esposa como candidata a la vicepresidencia, en una fórmula familiar conyugal. Eso no se pudo, la ley no lo permitía. Entonces eligió a su exministro José Raúl Mulino. No hay ninguna duda, no lo duda ni siquiera el mismo José Raúl Mulino, de que los votos que ha obtenido han sido heredados o transferidos por el liderazgo del expresidente Martinelli.
¿Cuáles son las grandes promesas de Mulino?
La gran promesa ha sido retomar la dinámica económica, la bonanza económica del país que hubo sobre todo en ese periodo 2009-2014, que fue el que presidió Ricardo Martinelli. Eso lo han resumido con un lema de campaña, que es: poner chen chen en el bolsillo. Chen chen se le llama coloquialmente en Panamá al dinero. Poner dinero en el bolsillo. Una manera muy concreta de decir que la bonanza económica cada uno iba a poder disfrutarla. Y «chen chen en el bolsillo» es importante para una población que, más de la mitad, dice que no tiene dinero suficiente para comprar alimentos todos los días. Los alimentos son muy caros en Panamá. Este es un país muy desigual, a pesar del éxito económico relativo. Hay gente que no tiene dinero para comer, para comprar medicamentos y cosas básicas que son importantes.
Como promesa más específica, ha hecho mucho énfasis en la construcción de un tren que vaya de la ciudad de Panamá por todo el interior del país y otras obras de infraestructuras importantes, emulando la gran inversión en obra pública que hubo en Panamá durante el periodo 2009-2014.
¿Qué tan factible es que vaya a cumplir ambas promesas?
La situación económica de Panamá, ahora en 2024, es distinta a la del 2009. La deuda es muy superior, el país está al borde de perder el grado de inversión, el programa de jubilaciones de la Caja de Seguro Social está al borde de la quiebra. El crecimiento económico no es el mismo que el de esos días, por lo tanto, el contexto es mucho más complicado, pero ese 34% que votó por ellos ha confiado en las capacidades administrativas, políticas y gerenciales del expresidente Martinelli, transferidas a José Raúl Mulino.
¿Es posible cerrar la selva del Darién o, más bien, cerrar el paso de los migrantes que van hacia Estados Unidos, como ha dicho que hará Mulino?
Dicen los técnicos que eso no es posible. Y otros técnicos más enfocados en los derechos humanos dicen que no es buena idea, que sería inhumano porque la gente va a querer pasar de todas maneras. Pero esa ha sido la posición. No se ha hablado mucho de ese tema durante la campaña electoral. Aunque parezca increíble, la ciudadanía panameña ve lo que sucede en Darién por los noticieros, como lo ven ustedes también, es casi como si estuviera sucediendo en un país que no es el nuestro. No vemos a los inmigrantes. Entonces se ha hablado poco durante la campaña electoral, pero en alguna intervención el entonces candidato Mulino dijo que lo que había que hacer era cerrar la frontera. Y como te digo, parece muy difícil, sino imposible, hacerlo.
¿Cuál es la percepción que hay en Panamá sobre la relación entre Mulino y el expresidente Martinelli, a quien visitó en la Embajada de Nicaragua después de haber votado?
Los mensajes hasta el momento han sido un poco ambiguos. Quienes hemos estado atentos, vimos la visita inmediata que hizo José Raúl Molino al expresidente Martinelli y el abrazo fraternal en el que se fundieron. En su discurso a sus simpatizantes, cuando fue proclamado ganador, habló de que la misión estaba cumplida. Pero también dijo que el presidente era él. Últimamente ha dicho algo así como que él tomará las decisiones. Es difícil saberlo. Eso en Panamá no había pasado antes. Es una nueva situación para nuestro país tener ese doble liderazgo, por un lado informal y por otro lado, formal. Tenemos antecedentes en América Latina sobre cómo han sido esas relaciones, (Álvaro) Uribe con (Juan Manuel) Santos, en Colombia; (Rafael) Correa con (Lenín) Moreno, en Ecuador; (Manuel) Zelaya con (Xiomara) Castro, en Honduras. Ahí están los antecedentes, pero ya veremos cómo se resuelve esa relación que puede ser tensa o productiva.
La relación con Nicaragua
Con Mulino en el poder, ¿podrá Martinelli conseguir el salvoconducto para asilarse en Nicaragua o una reducción de su condena?
Aparentemente no es posible un indulto por delitos como por los que ha sido condenado el expresidente Martinelli. Uno podría pensar que la aspiración del expresidente es tener a alguien favorable en el Gobierno de Panamá que le ayude a resolver su situación. Pero la relación entre ellos estará, en muy buena medida, definida por la decisión que se tome: si darle el salvoconducto para ir a Nicaragua o indultar, aunque la ley no lo permita y que se consiga de hecho. Pero, como hemos comentado, los mensajes que ha dado hasta ahora el presidente electo no dan señales claras al respecto.
¿Qué se puede esperar sobre la relación del Gobierno de Mulino con el de Ortega y Murillo? ¿Habría un respaldo de Panamá hacia el régimen nicaragüense?
El punto de partida, para ser justos, tratando de buscar elementos de juicio, es el civilismo de José Raúl Mulino en su lucha contra el régimen autoritario panameño. Eso fue hace mucho tiempo, pero yo creo que es válido ponerlo sobre la mesa. Y aunque la política panameña no se define en términos ideológicos clásicos, puedo decir que José Raúl Mulino es ideológicamente un individuo de derecha y entendemos el régimen nicaragüense como de izquierda… Hasta el momento no ha habido una condena o algo más o menos parecido del presidente electo al régimen nicaragüense. Yo creo que va a depender de la solución que se encuentre con el caso Martinelli.
Los independientes lograron 20 curules, en 2019 apenas fueron cinco, con esta coalición Vamos, liderada por los actuales diputados Juan Diego Vázquez y Gabriel Silva. ¿Cómo caracterizarías este movimiento político y qué papel puede jugar?
Esa es otra de las novedades que va a marcar el futuro inmediato de Panamá. Son 20 (diputados) más los cuatro electos por el movimiento Otro Camino, que también pertenece a esta sensibilidad independiente. No quiero decir que necesariamente haya un enfrentamiento, pero sociológicamente el voto por el «chen chen» es un voto popular, que tiene necesidades económicas importantes, y el voto independiente, en buena medida es un voto muy juvenil, y de capas medias y de capas medias altas. Tienen una agenda distinta. Obviamente el «chen chen», el dinero, es importante para todos. Recobrar la prosperidad económica. Pero la agenda del Movimiento Anticorrupción y de estos candidatos, ahora diputados electos independientes, tiene que ver con el adecentamiento de la administración pública, la lucha contra la corrupción, la reforma de las instituciones. Esa es la agenda que ellos tienen. Fue la que sus líderes, Juan Diego Vázquez y Gabriel Silva, instauraron en su desempeño como diputados de la República de Panamá y lo que sabemos es que los nuevos 20 diputados, más cuatro digamos, van a seguir la misma línea política.
¿Actuarían como opositores o aliados de Mulino?
Las declaraciones que hacen son siempre sobre ejercer una oposición útil y que apoyarán lo bueno. A partir de ahí empieza una discusión sobre ¿Qué es lo bueno? Porque eso llega por muchos momentos a ser subjetivo. Lo que sí se espera es que hagan oposición y es lo que se necesita. Una democracia tiene que funcionar con oposición. En los últimos años los partidos opositores, que se suponía que debían oponerse, no han hecho oposición. Y sí se espera que esta bancada de libre postulación haga oposición al Gobierno, que es su trabajo.
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