El calvario del pequeño Cartier McDaniel comenzó en abril cuando le dio fiebre y su madre creyó que era una gripe. Al poco tiempo fue internado de emergencia y luego le colocaron un soporte vital.
La familia de un niño de 4 años cuyo corazón había dejado de latir desde hace horas se reunió en el Hospital Infantil de Colorado el mes pasado para despedirse de él.
Algunos durmieron en la sala de espera tras haber estado rezando junto a la cama de Cartier McDaniel, después de que los médicos dijeran a sus padres, Destiny Anderson y Dominique McDaniel, que era sólo cuestión de tiempo para que su máquina de soporte vital no pudiera mantener su cuerpo funcionando correctamente sin latidos.
Todos los intentos de reiniciar su corazón habían fracasado.
“Fue el peor momento de mi vida. Toda la habitación del hospital daba vueltas. Estaba temblando. No podía creer lo que estaba pasando”, cuenta Anderson.
Pero, en un milagro para Anderson y McDaniel, el corazón de su hijo volvió a latir por sí solo 19 horas después de haberse detenido.
Los médicos les dijeron que no tenían una explicación científica o médica de por qué el corazón de Cartier había vuelto a latir, contaron los padres. Los doctores de Cartier no estuvieron disponibles para hacer comentarios esta semana, precisó el hospital.
No obstante, McDaniel dijo que tenía una explicación espiritual: “Fue Dios”.
El calvario de Cartier comenzó el 8 de abril, cuando tuvo fiebre que Anderson trató con Tylenol.
“Pensé que era un resfriado y que desaparecería”, recordó.
Al día siguiente, su estado empeoró. Se le enfriaron las manos y los pies, la boca se le puso azul, sudaba, se le formaron ojeras y respiraba con dificultad.
Ese día bebió mucha agua y se quedó en la cama, lo que a Anderson le pareció extraño porque suele ser un niño activo y curioso.
Anderson supo que algo no iba bien cuando Cartier se orinó en la cama.
Llamó a la línea de enfermería del Hospital Infantil de Colorado, que al oír los síntomas recomendó que fueran a la sala de urgencias inmediatamente.
Durante las pruebas diagnósticas para detectar dolencias como la diabetes, los ojos de Cartier se desviaron hacia la nuca y los médicos no pudieron encontrarle el pulso, explicaron Anderson y McDaniel. Indicaron que había sufrido un paro cardíaco.
Empezaron a practicarle la reanimación cardiopulmonar, pero fue en vano. Anderson miraba impotente.
“Los médicos le presionaban el pecho”, dijo. “Empecé a llorar y a ponerme histérica”.
El personal médico le pidió salir de la sala de urgencias.
El paro cardiaco se produce cuando el corazón deja de bombear de forma repentina e inesperada y la sangre deja de fluir al cerebro y a otros órganos vitales, según los Institutos Nacionales de la Salud.
Causa entre 300,000 y 450,000 muertes al año en en el país, según el organismo.
Los supervivientes de un paro cardiaco pueden sufrir daños cerebrales y lesiones en órganos internos, de acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés).
En 2019, la excursionista británica Audrey Schoeman, de 34 años, sobrevivió a lo que los médicos han llamado el paro cardíaco más largo de la historia de España después de que su corazón se detuviera durante seis horas en una tormenta de nieve, según Today.
A diferencia de McDaniel, no recibió atención médica inmediata, pero sobrevivió de algún modo.
Los médicos de urgencias habían diagnosticado a McDaniel una infección causada por la bacteria estreptococo del grupo A, o estreptococo A. Los padres de Cartier indicaron que no sabían qué infección podía haber sufrido su hijo más allá de esta descripción, aunque el estreptococo A puede causar diversas infecciones, desde faringitis estreptocócica hasta escarlatina.
La afección derivó en sepsis -la respuesta extrema del organismo a una infección-, contaron.
Según la Academia Estadounidense de Pediatría, cada año más de 75,000 lactantes y niños desarrollan sepsis grave en Estados Unidos. Casi 7,000 de ellos mueren, más que los 1,800 niños que fallecen de cáncer cada año, según Alex’s Lemonade Stand Foundation, una organización benéfica contra el cáncer infantil.
Cuando el corazón de Cartier se detuvo, los médicos lo conectaron a una forma de soporte vital en la que se bombea sangre a través de un pulmón artificial, donde se añade oxígeno y se elimina dióxido de carbono, explicaron sus padres.
El tratamiento mantiene temporalmente con vida a un paciente, aunque su corazón no funcione, pero los médicos deben determinar si los órganos y otras partes del cuerpo se recuperarán, explicó el Dr. Michael Fundora, cardiólogo pediátrico del Children’s Healthcare de Atlanta que no participó en la atención de Cartier y no revisó su historial médico.
El personal médico pasó 30 minutos intentando reanimar a McDaniel mientras su torrente sanguíneo era atacado por el estreptococo A, señalaron sus padres. Cartier fue trasladado entonces a la unidad de cuidados intensivos.
“En ese momento, sólo rezamos a Dios”, mencionó Anderson.
Los médicos dijeron a la familia que no era probable que Cartier sobreviviera.
“Estaba con respiración asistida, pero era sólo cuestión de tiempo para que la máquina dejara de funcionar”, cuenta Anderson que le dijeron los médicos.
Esa noche, otros miembros de la familia acudieron al hospital para despedirse del niño de 4 años, descrito por sus padres como un “protector nato” al que le ilusionan las aventuras en busca de emociones, como encontrar arañas y jugar en los recreos.
“No voy a mentir, tenía dudas de que todo fuera a salir bien. Soy humana”, recordó Anderson, que tiene otros seis hijos, tres de ellos con McDaniel. “Pensaba: “¿Cómo voy a decirles a mis hijos que no voy a traer a su hermano a casa?”.
“Estaba tratando de hacer las paces y entender que era lo que Dios quería”.
Apoyándose en su fe, dijo que le pidió a Dios que estuviera con su hijo.
Poco después, el corazón de Cartier empezó a latir.
Al principio, los médicos creyeron que Cartier quedaría ciego porque la parte del cerebro que regula la visión estaba dañada por la falta de oxígeno, indicaron sus padres. Pero más tarde los médicos cambiaron su pronóstico y afirmaron que conservaría la visión, según ellos.
Sigue recibiendo diálisis y respirando por sonda, y ha sido sometido a múltiples operaciones de injerto cutáneo después de que la infección deteriorara su piel.
Daniel A. Vélez, jefe de división de cirugía cardiotorácica del Hospital Infantil de Phoenix, contó que la actuación rápida del personal del hospital de Colorado aparentemente consiguió proporcionar suficiente oxígeno al cerebro de Cartier para sobrevivir.
“La respiración se reanudó un poco”, dijo Vélez, que no participó en la atención de Cartier y no revisó su historial médico. “Fue una recuperación notable”.
Vélez aseguró que el pronóstico a largo plazo de Cartier no está claro porque la capacidad de recuperación del cerebro y los riñones de un niño en desarrollo suele ser impredecible.
También puede haber sufrido daños en otros órganos, según Fundora.
Por ahora, dicen sus padres, no hay un calendario para el alta hospitalaria de Cartier.
Anderson dijo que se culpaba por no haberlo llevado antes al hospital, como sugirió McDaniel.
“Si hubiera esperado más, habría sido peor”, dijo. “Esperé demasiado”.
Fuente:telemundo